Previous post
En nuestro país, Chile, existe una gran cantidad de deportistas que, junto a sus familias, se esfuerzan día a día para alcanzar sus metas. Si no se trata de futbolistas, lamentablemente, poco nos enteramos de los triunfos de nuestros campeones anónimos en otras disciplinas. Por ello, a continuación conocerán la inspiradora historia de uno de nuestros campeones, quien ha luchado y se ha lucido con la camiseta de Chile bajo circunstancias que pocos conocemos, obteniendo logros que son dignos de orgullo para nuestro país.
Cristóbal es un joven oriundo de Curicó, en la 7ma región, ciudad conocida popularmente como la capital del ciclismo chileno. Desde hace 8 años vive en Francia, Saint Etienne en sus inicios y actualmente en Bourg en Bresse -aunque está viajando constantemente a Chile- y a su corta edad ha obtenido una gran cantidad de triunfos tanto a nivel nacional como internacional.
Su pasión por el ciclismo viene de familia. Siempre estuvo inserto en el ambiente, su abuelo fue dirigente de ciclismo durante una época, y desde pequeño vio a todos en su familia practicar este deporte: padre, primos y tíos, quienes le inculcaron este amor por la bicicleta a muy corta edad.
Entre risas nos cuenta que sus primeros “pedaleos” los dio con sólo 2 años de edad en una bicicleta con ruedas, a la cual se las quitó seis meses después. Como todo niño, también se vio interesado por el fútbol, intentando jugar a la pelota sin mayor éxito. Más tarde, a los 13 años, pidió una bicicleta de regalo para andar en ella durante sus tiempos libres, desconociendo que este nuevo hobbie y su inocente petición lo llevarían a obtener un sinfín de logros. De esta forma, se dio la oportunidad y le preguntaron si quería participar en una carrera, a la cual accedió sin tener ninguna experiencia ni conocimiento previo, y se inscribió con cero expectativas, tan solo para “probar”, y en la cual claramente nos cuenta que no le fue para nada bien. Posteriormente, cuando se dio inicio a la temporada de carreras en la región, motivado por su familia y con entrenamientos previos, decidió participar, demostrando un buen rendimiento. Esta experiencia lo entusiasmó a ir por más, razón por la cual siguió compitiendo, dándose cuenta que, además de disfrutarlo, tenía las capacidades físicas y el talento para empezar a dedicarle mayor tiempo a este deporte.
Fue así como empezó a obtener excelentes resultados, organizándose entre el colegio y los entrenamientos, para no descuidar ninguna de sus responsabilidades. Con determinación, disciplina y constancia iba ascendiendo paulatinamente, consiguiendo una a una las metas a corto y largo plazo que se proponía.
Nos señala con certeza que a los 15 años ya estaba claro con lo que quería en su vida. Y es que a pesar de la fuerte presión que nos impone la sociedad de seguir el sistema tradicional de terminar el colegio e ir a la universidad para seguir estudiando, Cristóbal sabía que él se forjaría su futuro de una manera diferente, nada de fácil, siguiendo sus sueños y con una firme certeza de lo que quería lograr. Pero ¿cómo se toma una decisión tan importante y tan difícil para muchos? Cristóbal nos cuenta que decidió dedicarse al ciclismo porque es lo que realmente le gusta y lo que lo mueve ¡Le da sentido a su vida! Afirma que el ciclismo es su pasión y que si se retira sabe que no será feliz. Por eso estaba seguro de su decisión a los 15 años, edad en la que ya recibía el “Prodar” -apoyo económico que el Estado otorga a deportistas destacados- pero aún así nos indica que no ve el ciclismo como una fuente de ingresos, confesando que si se hubiese dedicado a este deporte en Chile, probablemente no le alcanzaría para vivir ni costear sus necesidades básicas. Es el lado positivo de desarrollar su carrera en el extranjero, en donde el ciclismo es económicamente estable y más valorado.
A pesar de esta realidad, Cristóbal, quien actualmente se encuentra soltero, no duda en que su decisión ha sido la correcta, y lo refleja. Señala categórico que el sistema chileno no lo “urge”, ya que para estudiar siente que podría hacerlo en cualquier momento de su vida, causa principal por la cual indica que prefiere vivir otras cosas, como seguir luchando por cumplir sus sueños de la mano de su pasión. Por ello, sostiene que si tú, que estas leyendo su historia, tienes un sueño que te apasiona y además tienes talento, debes atreverte y seguir lo que el corazón te dicta, no lo que el sistema y los demás quieren.
En relación a esto último, Cristóbal nos afirma que el apoyo de su familia ha sido fundamental en sus decisiones, ya que lo han respaldado en cada una de ellas. Admite que su mamá le expresaba el miedo que sentía de que se fuera a vivir solo y tan lejos, pero que a pesar de ello siempre lo entendió y sintió su apoyo, al igual que el de su papá, quien siempre lo incitaba a que partiera porque sabía que afuera habían más oportunidades de crecimiento y desarrollo en su área, palabras y acciones que Cristóbal agradece de sus padres, quienes nunca le pusieron trabas ni lo hicieron sentir presionado para que estudiara y no se dedicara a lo que realmente le gusta. Confiesa que es consciente de que en estos momentos todos sus compañeros de colegio están sacando sus carreras, pero revela que no es una presión para él, y que cada vez que vuelve a Chile vive con sus papás y que no siente ninguna presión social por ello, ya que al no tener hijos aún, puede dedicarse a su sueño, a perder la noción del tiempo haciendo lo que le gusta y seguir trabajando para conseguir lo que aún considera que le falta, además de seguir creciendo en el ciclismo, que para él es su trabajo.
Sus mayores logros en Chile los resume como los 1eros lugares obtenidos en diferentes Campeonatos Panamericanos y el 2do lugar obtenido en el Mundial de Ciclismo Junior disputado en Sudáfrica el año 2008. En relación a los primeros, el año 2007 y con tan sólo 15 años compitió en su primera carrera Panamericana en Diutama, Colombia, obteniendo su primera medalla a este nivel, y no cualquiera, sino que la primera medalla panamericana más joven de la historia del ciclismo chileno, resultado que le sirvió para darse cuenta que iba bien encaminado en este objetivo de ser ciclista profesional. El año siguiente, en el Panamericano de Cuenca, Ecuador,con 16 años obtuvo nuevamente el 1er lugar, y a sus 17 años el 2009 volvió a ganarse el título de Campeón Panamericano tras triunfar en Aguascalientes, México, éxitos que en ese entonces ya le estaban abriendo círculos a nivel internacional.
No obstante, Cristóbal nos señala que sin duda su logro más importante ocurrió el 2008, cuando consiguió obtener el 2do lugar en el Mundial de Ciclismo Junior en Sudáfrica, en donde con 16 años estuvo a sólo un paso de ser el mejor del planeta en su categoría. Pero Cristóbal valora mucho este triunfo no sólo por el título obtenido, sino también porque para los deportistas chilenos, ciclistas en este caso, quienes no tienen el apoyo de grandes potencias como Australia por ejemplo, esta victoria resulta ser un premio al esfuerzo, ya que como nos cuenta, la mayoría de deportistas no tienen los recursos, y en esa ocasión con “suerte” pudo viajar debido a que le pagaron los pasajes. De hecho, el 2009 compitió en el Mundial de Ciclismo en Rusia, en el cual lamentablemente se cayó, pero en donde pudo observar la gran brecha que existe entre los deportistas chilenos y los de otros países, quienes viajan con bicicletas de repuesto en caso de caída, mecánicos, masajistas y otros profesionales que componen un prestigioso Staff, los cuales, en caso de caída de un corredor, lo auxilian y le facilitan una nueva bicicleta para que continúen rápidamente en carrera, en oposición al equipo chileno, quienes en esa ocasión sólo eran Cristóbal, dos compañeros ciclistas y un entrenador. Por eso, Cristóbal nos cuenta que cuando se cayó, se paró rápidamente sin mirar sus heridas a buscar la herramienta necesaria para cambiar la rueda de su bicicleta que quedó en mal estado, y así cambiarla para seguir compitiendo, perdiendo tiempo importantísimo de carrera y cualquier oportunidad de obtener algún lugar en el podio.
A pesar de estos obstáculos, Cristóbal ha conseguido imponer su nombre en el ciclismo nacional e internacional, logrando así partir a Francia a los 17 años, edad en la que ya tenía el sueño de correr una gran vuelta, como el Tour de Francia, el Giro de Italia o la Vuelta España, carreras que nos menciona siguen siendo su sueño de vida y por lo que sigue luchando día a día. De esta forma, consciente de que en Chile no se dan las condiciones para llegar a ser un ciclista de alto nivel, y gracias al contacto que tenía José Medina -destacado ciclista chileno que vivió en Francia- Cristóbal aceptó la oportunidad y arribó al equipo francés Saint Etienne, en categoría junior, quienes lo aceptaron luego de los buenos resultados obtenidos por él en el Panamericano y Mundial hasta ese año.
Enfrentar el cambio de país, acostumbrarse a una cultura diferente, afrontar un nuevo idioma y estar lejos de la familia no fueron obstáculos para Cristóbal, y tampoco lo fue el nivel de los corredores de su categoría, muy diferente al nivel de Chile. Él se fue con un objetivo claro, y si bien los primeros meses no fueron nada de fáciles, sabía que debía comunicarse de alguna forma y subsistir de la mejor manera. Nos cuenta que se fue tan motivado, con ganas de demostrar que podía sobresalir y hacerlo de la mejor manera posible, que no le costó adaptarse. Reconoce que tuvo la suerte de ser recibido por la familia de un compañero de equipo, quienes lo acogieron cálidamente y de quienes siempre estará agradecido, ya que si no hubiese sido por ellos no hubiese podido irse, pues no recibía remuneración, se llevó su propia bicicleta y caminaba kilómetros en subidas y bajadas con bolsas de compras para alimentarse como acostumbraba a hacerlo en Chile. Recién estaba descubriendo cómo era la vida en Europa, y reconoce que tuvo días esforzados y difíciles al principio, pero señala que valió la pena, pues logró ganar 10 de 12 carreras apróx., siendo valorado por el equipo, quienes lo ficharon en categoría “Elite” para el año siguiente, y en donde logró mantenerse con buenos resultados durante 4 años, para luego emigrar a su equipo actual “Bourg en Bresse” y en el cual lleva 2 años.
Si bien ha ganado muchas carreras en Francia, dentro de sus logros más importantes destaca el haber obtenido el 1er lugar en una carrera a nivel nacional clásica en los Alpes, en la cual compitió el Campeón de Francia Junior de ese momento y a quien le ganó, resultado que lo hizo ser etiquetado como uno de los mejores corredores de Francia en categoría junior. Posteriormente, el año 2014 obtuvo otro triunfo importante, ganó la Copa Francia en categoría Elite Nacional, otra carrera con renombre en el país y que le adjudicó gran cantidad de portadas y reportajes en diarios nacionales.
Pero Cristóbal no deja nada al azar, todos sus triunfos son el fruto de horas de preparación, constancia y mucha disciplina. Nos cuenta que en Francia cuida mucho su alimentación y sigue una dieta al pie de la letra. Consume dos gramos de proteínas por kilo de su peso, lo cual va muy ad hoc con lo que gasta de energías y lo que come para así recuperarse correctamente. Nos comenta que antes de sus carreras, durante la semana, come pastas, arroz y hartas carnes blancas como pollo y pescado. Por la noche, el día anterior a la carrera, consume muchas pastas a fin de generar glucógeno y cargar energías para el otro día, y las verduras, como lechuga y tomate, intenta no consumirlas para que así no trabaje mucho el estómago cuando está en competencia.
También nos señala que es muy estricto con sus entrenamientos, los cuales son diseñados en base a sus objetivos por su entrenador, quien ya lo conoce y con quien tienen una buena comunicación. Generalmente, en temporada de carreras, su entrenamiento es fuerte los días martes, miércoles y jueves, tanto que llega directo a comer y a acostarse. Los días viernes y sábados “descansa”, pero él llama descanso a un entrenamiento de un ritmo “tranquilo” de dos horas, o de cinco horas a un ritmo “relajado” (claramente “tranquilo” y “relajado” no tienen el mismo significado para él y para mí). Ante mi asombro, Cristóbal reconoce que el ciclismo es duro, mucho más de lo que las personas creen, y que requiere de mucho esfuerzo y disciplina para conseguir victorias.
Como era de esperar, todo su esfuerzo no ha dejado indiferente a su ciudad natal, Curicó, en donde las autoridades le han otorgado más de un reconocimiento público, siendo este último el 10 de octubre del año pasado durante el entretiempo del partido de fútbol de Curicó v/s Iberia, en donde Cristóbal fue elogiado por su trayectoria deportiva y por engrandecer el nombre de su ciudad en el extranjero.
Finalmente, Cristóbal nos comenta que valora mucho el respeto que existe hacia el ciclista en Francia, y en Europa en general. Sus entrenamientos son en caminos rurales con calles más estrechas que las existentes en Chile, pavimentadas claramente, y en donde los vehículos se movilizan en ambas direcciones. Señala que la mayoría de los autos tiende a no adelantarlos, disminuyendo su velocidad para irse detrás de ellos durante un largo tiempo, hasta que consideran que tienen el espacio suficiente para sobrepasarlos. Por eso, y como conductor activo, cuando Cristóbal se percata que los vehículos no quieren adelantarlo, les hace un gesto con su mano y logra que, con distancia y prudencia, los vehículos sigan su trayecto. En contraste a lo que sucede en Francia, Cristóbal nos cuenta que cuando entrena en Chile, los autos lo adelantan sin excepción y muy cerca suyo, sin dejar ninguna distancia y temiendo lo peor. Asimismo, destaca que en Europa existen muchas ciclovías, ya que estas son parte de la misma vía vehicular y se distingue por tener una línea pintada, lo que a su juicio hace que los ciclistas las usen, pues se encuentran en las mismas condiciones que la calle principal, a excepción de las ciclovías chilenas, que en su mayoría están en mal estado y obliga a los ciclistas a andar por la calle.
Independiente de las diferencias culturales, Cristóbal nos hace un llamado muy potente:
A todos a quienes les gusta andar en bicicleta o prefieren movilizarse en sus vehículos les digo ¡compartamos la ruta! Y seamos ambas partes más responsables. Todos tenemos familia, todos queremos llegar a casa. Recuerden, un metro y medio es la distancia de adelantamiento. Un metro y medio de vida
Espero que hayan disfrutado esta primera publicación de nuestra sección “Inspiración” y que, tal como Cristóbal, se motiven a luchar por sus sueños. Si les gustó esta entrevista los invito a compartir en sus redes sociales.
Agradecemos profundamente a Cristóbal por su sinceridad y por haber accedido a compartir su historia con nosotros, y agradecemos también a Alvaro Muñoz, fotógrafo profesional, por el excelente trabajo realizado junto a nuestro deportista (Haz click aquí si deseas contratar sus servicios de fotografía).
Si sientes que tu historia es digna de inspiración y motivación para otros, atrévete y escríbenos a contacto@sobretacos.com contándonos tu experiencia ¡Tú puedes ser él o la protagonista de la próxima publicación!
Es un ejemplo para el deportista chileno,sobre todo para quienes prácticamos ciclismo,en hora buena Cristóbal suerte a futuro ,Dios te bendiga 🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵🚵
1 Comment